LOS CONFLICTOS Y EL MALTRATO ENTRE IGUALES NO SON UN PROBLEMA MENOR. ¡¡¡AYÚDANOS A SOLUCIONARLO!!!

DOS ESTRATEGIAS PARA MEJORAR LA CONVIVENCIA EN EL CENTRO. MEDIACIÓN Y NEGOCIACIÓN

 

MEDIACIÓN

Uno de los recursos que más se está desarrollando en los programas de prevención de la violencia escolar es la mediación. Recurso que suele utilizarse cuando existen muchas dificultades para que las personas implicadas en un conflicto puedan resolverlo directamente. Es un método de resolución de conflictos en la que los dos partes enfrentadas recurren voluntariamente a una tercera persona imparcial, el mediador, para llegar a un acuerdo satisfactorio.

 

La mediación como una negociación asistida

El mediador no resuelve el problema, sino que ayuda a que las partes en conflicto lo hagan, al facilitar la comunicación, formular sugerencias y eliminar los diversos obstáculos que pueden existir para la negociación directa. La decisión final siempre debe ser adoptada por las partes en conflicto. Por eso, la mediación suele ser considerada como una negociación asistida.

El mediador puede ayudar a facilitar una comunicación constructiva al favorecer los cuatro componentes del proceso negociador que se describen más adelante, pero su papel es especialmente importante para:

  1. Sustituir una orientación de confrontación por una orientación cooperadora, en la que las distintas partes se dediquen a resolver el conflicto buscando el beneficio mutuo (“yo gano, tu ganas”) en lugar de tratar de perjudicarse.
  2. Ayudar a identificar los propios objetivos y buscar soluciones que los hagan compatibles con los objetivos de la otra parte.
  3. Favorecer que cada parte comprenda los intereses legítimos de la otra parte y se comprometa con soluciones de beneficio mutuo. Selección y formación de los mediadores

Los programas de mediación que se han desarrollado en contextos escolares se inician con la selección y formación de las personas (alumnos/as y profesores/as) que van a actuar como mediadores. Lo más frecuente es que el mediador que actúa en estos programas lo haga como voluntario. La formación de estos mediadores suele realizarse en cadena. Un experto en mediación suele iniciar el proceso, entrenando en procedimientos de mediación, a algunos profesores y alumnos, que a su vez, pasarán a ser formadores de otros profesores y alumnos. Además de la diferencia de experiencia y formación inicial, cuando el entrenamiento se lleva a cabo entre alumnos, el que enseña suele ser de mayor edad que el que aprende.

 

Lo más frecuente en los programas escolares de mediación es contar para ellos con alumnos voluntarios que trabajan en uno de los contextos siguientes:

  1. Apoyando a niños, generalmente de menor edad, que se encuentran en situación de vulnerabilidad (por haber llegado nuevos, por ejemplo).
  2. Como voluntarios disponibles y reconocidos para mediar en conflictos en determinadas situaciones (generalmente en aquellas, como el recreo o el comedor, en las que se reduce el control ejercido por los profesores).
  3. Como miembros de un equipo de mediación, situado en un espacio específico, al que los otros alumnos pueden acudir cuando sea necesario.

 

La identidad del mediador suele variar en función de la identidad de las distintas partes en conflicto. Por ejemplo:

  • En los conflictos que se producen entre alumnos, el mediador suele ser otro alumno, generalmente de mayor edad. Excepto cuando se trata de problemas muy graves, en los que el mediador suele ser un profesor. En los casos más graves se debe derivar el conflicto al especialista correspondiente.
  • En los conflictos entre profesores, el mediador suele ser un profesor o un experto en mediación que no pertenece al grupo en el que se produce dicho conflicto.
  • En los conflictos entre profesores y alumnos, suelen participar otros profesores y otros alumnos no implicados en el problema.

 

Fases del proceso mediador

El proceso de la mediación implica las siguientes fases.

1. Premediación

2. Presentación y reglas de juego. El mediador debe comprobar que es aceptado en dicho papel por todas las partes implicadas en el conflicto. Se explica el proceso y se establecen las normas básicas.

  • Te presentas y pide a las partes que se presenten.
  • Explicas brevemente qué es y cuáles son las reglas de la mediación.
  • Toma una decisión acerca de quién empezará contando su problema.

Antes de pasar a la fase siguiente, el mediador debe haber identificado los aspectos fundamentales del conflicto desde las distintas perspectivas; en función de lo cual diseña una estrategia sobre las fases siguientes.

3. Cuéntame. Recogida de información sobre el conflicto y sobre las personas implicadas en él, a través de conversaciones por separado.

Pide a cada una de las partes que cuente su (versión del) problema y que exprese sus sentimientos y emociones de un modo no agresivo. En esta fase uno de los mediadores debe ir controlando los turnos de exposición de cada parte. El otro debe ir tomando notas para:

- Identificar los puntos centrales del problema, es decir los "temas"

- Ver los puntos de encuentro y los de confrontación.

- Registrar las percepciones, emociones, sentimientos, hechos y valores de cada uno.

- Practicar ambos la escucha activa.

Después de recoger la información más relevante, es aconsejable que ambos mediadores redefinan la estrategia, para ajustar prioridades, puntos de encuentro, etc.

4. Aclarar el problema

Realiza preguntas para profundizar o concretar aspectos que queden poco claros.

Señala los temas importantes del conflicto. Intenta resumir ambas posturas.

Tenga en cuenta que hasta este momento, cada una de las partes está convencida de que su explicación del problema y su posición es la correcta, que tienen la razón y dicen la verdad.

Por eso es muy importante este paso, ya que gracias a las preguntas que tú les hagas se darán cuenta de "las dos caras de la moneda", y se irán aclarando sobre su situación.

Tenga especial cuidado para que las preguntas no les induzcan a cuestionar su relato.

5. Proponer soluciones

Debes preguntar a las partes acerca de las posibles soluciones. Cuáles serían las vías para resolver el conflicto, discutir y evaluar cada uno de ellas.

En problemas complejos es aconsejable empezar acuerdos sobre temas más sencillos y secundarios, para destrabar y crear la sensación de que avanzan y colaboran; así van llagando a acuerdos, bajando la hostilidad y llegando a los puntos más conflictivos en una actitud más colaboradora.

Para hacer esto, debes realizar un plan de prioridades de los temas a tratar, para ir de lo más simple a los más complejos, de lo menos importante a lo más importante. Modera exigencias que no sean realistas.

6. Llegar a un acuerdo

Una vez que se ha decidido cuál de las opciones es la más viable o la que más satisface a ambas partes, se redacta el acuerdo, que es como un contrato en el que las partes se comprometen a cumplir aquello que ha acordado, y lo firman.

Ten en cuenta que las partes deben tener claro, durante todo el tiempo, qué es lo que están acordando y qué implicaciones tiene. Deben dar su consentimiento.

No debes olvidar que lo más importante son las relaciones, ya que a veces, aclarando un incidente se mejora la relación y no es necesario redactar un acuerdo; en cualquier caso, el acuerdo deberá resolver el problema, preservar la relación y prever necesidades futuras.

Evita ambigüedades o términos que no se entiendan. Concreta todo lo posible, teniendo en cuenta fechas límites, cantidades u otras condiciones específicas.

Preferiblemente utiliza expresiones afirmativas, Ej.: precisar "lo que harán" en vez de "lo que no harán".

Explica los términos de confidencialidad y qué aspectos o temas se tendrán en cuenta bajo esta condición.

Decide qué hacer con las notas, apuntes, etc. Si se van a destruir, quién lo hará, cómo y cuándo.

Deja abierta la posibilidad de solicitar un nuevo proceso de mediación o de seguimiento.

 

SEGUIDAMENTE PUEDES VER UN VÍDEO DE EJEMPLO Y UN DOCUMENTO SOBRE LAS FASES DE LA MEDIACIÓN PARA AMPLIAR LA INFORMACIÓN.

NEGOCIACIÓN

Con el término negociación suele hacerse referencia a un proceso a través del cual dos o más partes intentan resolver un conflicto de intereses o de derechos entre ellas modificando sus demandas iniciales de modo que al final se llegue a un resultado relativamente aceptable para todos.

 

Principios de la negociación integradora.

Para favorecer un proceso negociador conviene seguir principios integradores, para los cuales, según el modelo de Harvard elaborado por Fisher y Ury, (1980), para situaciones complejas entre adultos, es preciso intentar las siguientes recomendaciones:

1) Centrar la negociación en los intereses (considerando de forma conjunta tanto los propios intereses como los intereses de la otra parte) y no en las posiciones, para favorecer la búsqueda conjunta de la mejor solución para todas las partes implicadas. Uno de los errores que con más frecuencia se comete, en este sentido, es plantear desde un principio una determinada propuesta, creyendo que es la mejor forma de defender los propios intereses y defenderla sin modificaciones hasta el final. Esto dificulta la negociación porque las personas se identifican con dichas propuestas y cualquier cambio suele percibirse como una derrota.

2) Separar a las personas del problema. La tensión originada por el conflicto suele dificultar considerablemente la comunicación entre las distintas partes, contribuyendo así a producir, además del conflicto inicial, entre intereses o derechos por ejemplo, un conflicto interpersonal (desconfianza, rivalidad...) que obstaculiza su resolución. Para evitarlo es muy importante no mezclar ambas cosas y ser muy cuidadoso con el estilo de comunicación:

  • Expresando los propios intereses de forma que parezcan legítimos para la otra parte;
  • Manifestando que se comprenden cuáles son los intereses de la otra parte y que se desea resolver el problema teniéndolos en cuenta;
  • no criticar a la otra parte para evitar que ésta tenga que defenderse y puede dedicar toda su atención a la búsqueda de soluciones aceptables para todos.
  • Generar alternativas para beneficio mutuo. Hay que evitar pensar en la existencia de una solución determinada y no caer en la rivalidad con la otra parte, no pensar que cualquier mejora en el respeto a nuestros intereses exige una pérdida para los de la otra parte.

            Para generar alternativas eficaces conviene:

  1. Identificar intereses compartidos.
  2. Mezclar los intereses de las distintas partes para ver si se complementan.
  3. Presentar varias alternativas que puedan ser válidas para nosotros y preguntar a la otra parte cuál de dichas alternativas prefiere.
  4. Facilitar la decisión de la otra parte (buscar precedentes, resaltar su legitimidad...).

 

3) Insistir en criterios objetivos. Es importante negociar en base a algo que está más allá de la voluntad de cada parte, en base a criterios como la justicia, el mantenimiento de la relación, los intereses de toda la comunidad, la viabilidad de las soluciones, etc.

 

La divulgación del modelo anteriormente expuesto y su aplicación a contextos escolares suele conocerse como negociación “yo gano, tu ganas”, y para su puesta en práctica los negociadores pueden seguir las siguientes fases (Fisher y Ury, 1990):

1) Identificar necesidades e intereses: expresando lo que se quiere y por qué de la forma más específica posible.

2) Escuchar con cuidado lo que el otro quiere y cuáles son sus intereses; y si no se entiende algo pedirle que lo especifique.

3) Tormenta de ideas sobre las posibles soluciones, pensando en todas las posibilidades de resolución del conflicto, sin criticarlas por el momento, sin decidir todavía si son buenas o malas.

4) Elegir la mejor solución, considerando cada idea en función de las ganancias conjuntas.

5) Elaborar un plan de acción en el que se decida exactamente quien hará qué y cuándo.

 

Además es interesante que veas la AYUDA ENTRE COMPAÑEROS/AS que está en la pestaña de Estudiantes, ya que es otra magnífica forma de resolución de conflictos.