LOS CONFLICTOS Y EL MALTRATO ENTRE IGUALES NO SON UN PROBLEMA MENOR. ¡¡¡AYÚDANOS A SOLUCIONARLO!!!

Es responsabilidad de cada uno de nosotros trabajar para mejorar la convivencia.

LA CONVIVENCIA

    La convivencia en el contexto escolar se ha convertido en un tema de gran interés en los últimos años. Podemos entender la convivencia como “la existencia de relaciones interpersonales que contribuyen a un clima positivo en el que la resolución de los problemas permite avanzar a las personas y a la institución”. En los centros educativos se observan diferentes conductas desadaptativas que dificultan la convivencia en el aula e interfieren en el desarrollo de la docencia. Estas conductas pueden catalogarse en tres tipos:

  • Desmotivación y desinterés académico.
  • Conductas de indisciplina y disruptivas.
  • Conductas agresivas.

    La educación emocional para la convivencia plantea como objetivos promover competencias sociales y emocionales que favorezcan mejores relaciones interpersonales, así como bienestar personal y social. Entre estas competencias se incluyen: autoestima, autoeficacia, motivación, empatía, asertividad, reconocimiento y expresión de emociones.

    Los comportamientos de los alumnos y alumnas no dependen únicamente del aprendizaje desarrollado en el medio escolar. El contexto familiar es el más influyente hasta los 11 años, aproximadamente. A esta edad, los chicos y chicas ya tienen un patrón de comportamiento y unas estrategias, más o menos eficaces, para resolver sus conflictos. Aún así, teniendo en cuenta las horas que los docentes conviven con sus alumnos y alumnas, intervenir ofreciéndoles más recursos eficaces para solucionar sus conflictos internos y externos les ayuda y mejora la convivencia en el aula y en el centro escolar.

    Existen multitud de técnicas, programas y estrategias de intervención para abordar el problema de las conductas disruptivas y agresivas en el aula. El profesorado no tendrá dificultad en conocer y aplicar estos programas en colaboración con el orientador o la orientadora de su centro. El objetivo del presente texto no es explicar los beneficios de este tipo de programas, sino ofrecer la posibilidad de abordar el tema del conflicto y las conductas agresivas en el contexto escolar desde otro punto de vista. Para ello, destacamos el papel que las emociones tienen en nuestra conducta y la importancia de entenderlas y utilizarlas para afrontar los conflictos. Un conflicto tiende a decrecer cuando las emociones de miedo, cólera y frustración pueden ser expresadas, nadie se siente amenazado, las personas implicadas en el conflicto cooperan para resolverlo,

    Las necesidades de cada persona son reconocidas y se piensa de forma conjunta en la solución del conflicto. Entonces, las cuestiones son: ¿qué podemos hacer para que nuestros alumnos y alumnas puedan expresar sus emociones? ¿Para que sientan que sus necesidades son entendidas? ¿Para atender sus emociones de rabia, ira o frustración? ¿Cómo podemos ayudarles a resolver sus conflictos en beneficio del clima de convivencia del aula?

    La propuesta para los docentes es mejorar la convivencia del aula ofreciendo a sus alumnos y alumnas recursos para hacer frente a los conflictos a partir del desarrollo de la inteligencia emocional. Esta se define como la habilidad de las personas para atender y percibir los sentimientos de forma apropiada y precisa, la capacidad para asimilarlos y comprenderlos de manera adecuada y la destreza para regular y modificar nuestro estado de ánimo o el de los demás

 

Siguiendo los principios de la inteligencia emocional podemos potenciar en nuestra aula, o en nuestro centro, cuatro aspectos:

- Percepción, evaluación y expresión de las emociones: esta habilidad se refiere al grado en que los individuos pueden identificar convenientemente sus propias emociones, poniéndoles nombre, así como la percepción de los estados emocionales en otras personas. Recoge también la habilidad para expresar correctamente nuestros sentimientos y las necesidades asociadas a los mismos. Preguntas que nos ayudan a desarrollar esta área son: ¿qué sientes?, ¿cómo sabes que lo que sientes es… ( por ejemplo, enfado)?, ¿cómo crees que se siente la otra persona con lo que le has dicho? ¿Qué necesitas en este momento?

- Facilitación emocional: hace referencia a cómo las emociones pueden ser una ayuda para tomar mejores decisiones y adaptarnos mejor al ambiente. Por ejemplo, que los alumnos estén felices o tristes, enfadados o eufóricos puede determinar sus resultados escolares y sus relaciones con los compañeros.

Cómo nos sentimos guiará nuestro pensamiento, creatividad y capacidad para resolver conflictos. Ser consciente de lo que sientes te ayuda a orientarte hacia lo que quieres hacer. Preguntas que nos ayudan a desarrollar esta área son: ahora que sabes lo que sientes, ¿qué vas a hacer?, ¿se lo contarás a tu compañera?, ¿prefieres huir de la situación? ¿Cómo afectará eso a vuestra relación?

- Comprensión y análisis de las emociones: abarcaría la capacidad para denominar las diferentes emociones, y analizar su relación con las diferentes situaciones a las que nos enfrentamos. Incluye también la habilidad para reconocer las transiciones de unos estados emocionales a otros. Aprender a comprendernos a nosotros mismos, saber cuáles son nuestras necesidades y deseos nos ayudará a comprender los sentimientos de los demás. La empatía es una herramienta muy útil en nuestras relaciones interpersonales y favorece la convivencia. Empatizar consiste en situarnos en el lugar del otro y ser consciente de sus sentimientos, sus causas y sus implicaciones personales.

Preguntas que nos ayudan a desarrollar esta área son:

¿Qué ha ocurrido para que te sientas de esta forma?, ¿puedes ponerte en su lugar? ¿Qué crees que siente? ¿Cómo te sentirías tú si alguien te hubiera dicho lo mismo a ti? ¿Qué puede necesitar de ti para resolver la situación?

- Regulación de las emociones: Consiste en la habilidad para moderar o manejar nuestra propia reacción emocional ante situaciones intensas, de forma que no impida un comportamiento adecuado a la situación. La regulación efectiva hace referencia, también, a la capacidad para tolerar la frustración y sentirse tranquilo ante metas que se plantean como muy lejanas o inalcanzables, así como a la capacidad para automotivarnos. Preguntas que nos ayudan a desarrollar esta área son: ¿por qué te afecta tanto esta situación? ¿qué posibilidades tienes para resolver el conflicto? ¿De todas ellas, cuál te ayudará más en un futuro? ¿Cuál crees que se ajusta más a la situación? Concluyendo, “enseñar a los niños y adolescentes a resolver conflictos es el camino más corto para evitar la violencia”.